domingo, 19 de diciembre de 2010

Hace 27 años robaban la Copa Jules Rimet



 A pocos días de que finalizara el año 1983, en una exhibición realizada en Brasil, una banda liderada por un traficante de oro logró evadir el operativo de seguridad que custodiaba la primera Copa del Mundo, pudiendo robarla para posteriormente fundirla, en un hecho que causó un profundo dolor en la afición brasileña.



Aunque sorprenda que un trofeo tan importante como el Jules Rimet haya terminado en manos de simples ladrones, esta no fue la primera vez que la copa que supo estar en dos oportunidades en las vitrinas de la AUF, corriera peligro. El primer momento complejo por el que tuvo atravesar el trofeo fue durante la segunda Guerra Mundial en Roma, donde se encontraba debido a la consagración de Italia en el último Mundial hasta el momento (1938).


En ese entonces, el presidente de la Federación Italiana de Fútbol, con buen tino, decidió retirar en secreto la copa del banco donde se guardaba y la escondió en una caja de zapatos debajo de su cama, para impedir que los nazis se apoderaran de la misma, hecho que finalmente consiguió pese a que los soldados registraron su casa. El éxito del dirigente italiano permitió que unos cuantos años más tarde, nuestra selección pudiera alzar por segunda vez el trofeo, luego de derrotar a Brasil en el "Maracanazo".

La segunda historia dramática que vivió la primera Copa del Mundo fue en 1966, cuando días antes del Mundial de Inglaterra fue robada del Central Hall de Londres donde se encontraba en exhibición. Sin embargo, una semana después fue hallada envuelta en periódicos en el fondo de un jardín, aunque no gracias al enorme operativo policial encargado de la búsqueda, sino a un perro llamado Pickles que inmediatamente saltó a la fama.


Pero como dice el dicho, la tercera es la vencida, y el 19 de diciembre de 1983 la copa fue extraída de la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol, donde se encontraba en exhibición. La misma permanecía en Brasil debido a que 13 años antes había pasado a ser propiedad de dicho país, luego que la selección norteña la alzara por tercera vez en 1970, lo que obligó que a partir de 1974 se utilizara el actual trofeo.

En la noche de la mencionada fecha los ladrones, liderados por un traficante de oro argentino llamado Juan Carlos Hernández, maniataron al único guarda y en cuestión de minutos se apoderaron de la copa, que según el investigador del caso Murilo Miguel, fue posteriormente fundida en la joyería del "porteño". "Nosotros tuvimos que ganar tres campeonatos para quedarnos con la copa y viene un argentino y la derrite", se lamentó Murilo, dando claras muestras del dolor que le generó al pueblo brasileño la pérdida del trofeo.




Hace cuatro años en Brasil se estrenó la película "El Argentino que derritió la Jules Rimet", que cuenta la historia del robo que terminó con una copa que durante 40 años, fue la más codiciada del mundo entero.

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