Se nos fue el Mundial de Sudáfrica y atrás quedaron todas las cosas que adornaron la Copa del Mundo, como los maravillosos estadios, la polémica Jabulani, las molestas vuvuzelas, los fixtures, las pencas, y en especial la pasión que unió a todo el pueblo uruguayo para alentar a la celeste.
Ahora debemos volver a nuestra dura realidad y mentalizarnos en el torneo local, un fútbol que de profesional solo tiene el nombre y que con el paso del tiempo los problemas económicos lo alejan cada vez más del primer mundo. Un fútbol cuya organización e infraestructura distan mucho de lo que pudimos apreciar en la Copa del Mundo, y que cada vez se desprende más rápido de sus jóvenes talentos, pero que sin embargo sigue despertando la misma pasión de siempre en cada uno de los hinchas.
Ahora debemos volver a nuestra dura realidad y mentalizarnos en el torneo local, un fútbol que de profesional solo tiene el nombre y que con el paso del tiempo los problemas económicos lo alejan cada vez más del primer mundo. Un fútbol cuya organización e infraestructura distan mucho de lo que pudimos apreciar en la Copa del Mundo, y que cada vez se desprende más rápido de sus jóvenes talentos, pero que sin embargo sigue despertando la misma pasión de siempre en cada uno de los hinchas.
Sin dudas costará ver los sábados por la mañana partidos como Rentistas-La Luz o Rocha-Juventud en campos de juego totalmente venidos a menos, cuando un mes atrás los sábados a la misma hora podíamos observar encuentros de la talla de un Argentina-Alemania o un Uruguay-Corea del Sur, pero como dice Kesman “es lo que hay valor”, por lo que deberemos volver a acostumbrarnos a lo nuestro, que por otra parte es lo que nos llevó a ser los cuartos de mundo.
Sin embargo, lamentablemente el hecho que Uruguay sea el cuarto del mundo como dicen los números, no significa que se tenga la cuarta mejor liga, ni que el nivel de nuestro campeonato solo sea superado por otros 3. Esa posición en el Mundial habla del nivel de nuestros jugadores, que en la mayoría de los casos hace rato emigraron al exterior potenciando otras ligas, dejando a nuestros equipos con escasas posibilidades de volver a triunfar a nivel internacional.
De todas maneras hay cosas positivas para resaltar acerca de lo que viviremos en nuestras canchas a partir de agosto, en comparación con lo que vimos en el Mundial sudafricano, ya que seguramente la pelota Penalty no se moverá como la Jabulani, y nuestros oídos podrán descansar de las molestas vuvuzelas.
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