El Negro Jefe, como era popularmente conocido, sobresalía más por su temperamento y liderazgo, que por su habilidad con la pelota, aunque con el balón en los pies no era ningún negado. Pero ese liderazgo no se veía solo dentro del campo de juego, sino que fuera del mismo también era respetado por compañeros y rivales, a tal punto que en 1948 lideró una huelga de jugadores que le generó rispideces con los dirigentes durante mucho tiempo.
Debutó en el fútbol profesional con la camiseta del Montevideo Wanderers en 1938 permaneciendo en el club bohemio durante 6 temporadas. Luego dio el salto a Peñarol en 1943 donde jugó hasta el día de su retiro, cuando pasó a ser entrenador del equipo mirasol junto a Máspoli. El mismo se dio en 1955 curiosamente en un amistoso disputado en Brasil, país que había enmudecido 5 años antes en el famoso “Maracanazo”.
Precisamente en esa Copa del Mundo de 1950 donde la selección uruguaya lograra el campeonato, fue donde Obdulio se convirtió en “inmortal” para todos los uruguayos, protagonizando distintas historias tanto dentro como fuera de la cancha, que con el paso del tiempo se han mantenido vigentes en la memoria del pueblo oriental.
Las anécdotas de cuando expulsó a los dirigentes del vestuario minutos antes de disputar la final, de cuando se puso la pelota bajo el brazo y pidió un traductor para enfriar el partido, de cuando le sacó la Copa de las manos al presidente de la FIFA, y hasta cuando se fue a celebrar solo después del encuentro por entender que la fiesta organizada era para que los dirigentes “figuraran”, transformaron al Negro Jefe en uno de los personajes más admirados y respetados por el ambiente del fútbol.
Por ese motivo, a 14 años de su fallecimiento decidimos recordarlo como el se merecía, como uno de los más grandes ídolos de la historia del fútbol uruguayo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario