Por primera vez en mucho tiempo dejamos guardada la calculadora, para observar un gran desempeño de la selección uruguaya, que en este caso la colocó en lo más alto del Grupo A de la Copa del Mundo.
Muchos afirman que jugar de punto es lo que mejor le sienta a los equipos uruguayos, y en este Mundial eso quedó totalmente confirmado. Tanto contra Sudáfrica como ante México la celeste fue claramente visitante en las tribunas e insólitamente subestimada por sus rivales, que se sentían favoritos y creían que tenían el partido ganado de antemano.
En esta tercera fecha a quien se puso en su lugar es a la selección mexicana junto a todo su entorno, ya que previo al partido tanto hinchas como periodistas aztecas le habían perdido el respeto a este equipo uruguayo, que dentro del terreno de juego les mostró lo que hay que tener para conseguir cosas importantes.
Se vio una selección uruguaya que, con la ventaja de poder empatar para mantener el primer puesto, salió a priorizar el cero en su arco realizando un gran trabajo defensivo, disimulando perfectamente la ausencia de Godín en el fondo, gracias al liderazgo de Lugano y el muy buen desempeño de Victorino y Fucile que les cerraron muy bien los caminos a los delanteros aztecas.
El trabajo de desgaste de los volantes fue excelente y la tarea de Luís Suárez mejor aún, yendo a todas las pelotas y exigiendo constantemente a los defensas mexicanos, lo que le permitió marcar el gol de la victoria para Uruguay y decretar la clasificación a octavos de final.
Ahora el rival será Corea del Sur, un equipo rápido con deficiencias en el juego aéreo y que en lo previo parecería ser inferior a la selección uruguaya. De todas maneras no hay que caer en el error que cometió México de subestimar a los rivales, y encarar este partido con sumo respeto hacia un equipo que logró meterse entre los 16 mejores.
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