De no haber sido por el árbitro alemán que no sancionó un claro penal sobre el final del primer tiempo, Uruguay pudo haber liquidado el encuentro en esa primera mitad, pero para no perder la costumbre se terminó sufriendo más de la cuenta.
En esta ocasión el héroe fue Luís Suárez, que en una tarde inspirada como las que suele tener jugando para el Ajax, anotó en primera instancia la apertura del marcador aprovechando un error defensivo, y sobre el cierre del partido sacó de la galera un zapatazo inatajable que se coló en el ángulo para poner cifras definitivas en el marcador, logrando que Uruguay siga avanzando en la Copa del Mundo en una campaña que comienza a rozar lo hazañoso.
La actuación del salteño no es la única para destacar, ya que la entrega del “Ruso” Pérez en la mitad de la cancha fue conmovedora, y la seguridad y tranquilidad que transmitió Muslera desde el arco fueron dignas de un arquero que no tiene techo. En el fondo Lugano tuvo su mejor partido en lo que va del campeonato, y Fucile volvió a confirmar todo lo bueno hecho en los partidos anteriores, mientras que Arévalo Ríos volvió a ser una aspiradora en el medio campo.
De todas maneras no todo es color de rosas, sobre el segundo tiempo se vieron serios problemas en la zona defensiva que deberán corregirse de cara al próximo partido, ya que no todos los rivales tendrán la mala puntería o falta de jerarquía que tuvo Corea a la hora de definir, y eso se puede pagar muy caro.
Ahora se viene Ghana, la única selección africana que queda en el certamen representando al continente anfitrión, que se caracteriza por su velocidad y su resistencia desde el punto de vista físico, que al igual que el rival que enfrentamos en octavos de final ha mostrado deficiencias en el fondo. En lo previo es muy difícil marcar un favoritismo en un partido que seguramente será muy parejo, donde Uruguay tendrá la posibilidad de reivindicar su gloriosa historia.
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