Esta semana decidimos recordar una de las noches más trágicas que alguna vez vivió el fútbol escocés, ya que este domingo 2 de enero se cumplió un nuevo aniversario del clásico más sangriento de la historia británica.
El hecho tuvo lugar en el Ibrox Stadium de Glasgow, que a esa altura ya era tristemente conocido por anteriores tragedias que se llevaron la vida de varias personas. La primera fue a principios del siglo XX, cuando en un partido entre las selecciones de Escocia e Inglaterra, el hundimiento de una tribuna se llevó la vida de 25 aficionados, mientras que el segundo hecho trágico es más conocido por nosotros, ya que lo recordamos el pasado mes de setiembre, cuando se cumplió un aniversario de la muerte del arquero del Celtic John Thompson, en pleno clásico ante el Rangers.
40 años después de este último hecho, cuando parecía que la paz finalmente reinaba en el Ibrox Stadium, el destino quiso que sobre el final de un encuentro que volvió a tener como protagonista a estos eternos rivales, se viviera la mayor tragedia que hasta el día de hoy se la conoce como “El desastre de Ibrox”.
Corría el minuto 89, cuando los aficionados del Rangers comenzaban a abandonar el estadio, ya que su equipo caía en manos de los visitantes por un tanto contra cero. Sin embargo, cuando parecía que la victoria del Celtic era inevitable, el conjunto local consiguió un agónico empate que provocó que los hinchas que se habían retirado intentaran regresar, ejerciendo una presión que generó la rotura de las vallas de la escalera 13, que terminó generando una avalancha humana que derivó en la muerte de 66 espectadores, dejando más de 200 heridos.
Fueron varias las horas de angustia y de intenso trabajo por rescatar a los aficionados las que se vivieron aquella noche, donde hasta los jugadores intervinieron para ayudar a salvar a los hinchas que intentaban abandonar la tribuna saltando al campo de juego, para de esa forma evitar la asfixia que se llevó la vida de la mayoría de las víctimas.
Con el paso de los años fueron varios los homenajes que se le realizaron a quienes fallecieron aquella noche, siendo el último el acontecido el día domingo, donde en una nueva edición del clásico escocés, John Greig y Billy McNeill, capitanes del Rangers y del Celtic de aquella época, lideraron a los jugadores actuales en su entrada al campo de juego, para posteriormente realizar un minuto de silencio, en un acto que pretende no dejar en el olvido a quienes protagonizaron la mayor tragedia de la historia del fútbol de Escocia.
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