Esta semana decidimos escribir sobre uno de los más grandes delanteros de la historia nada menos que del fútbol brasileño, ya que el próximo 29 de enero Romário estará festejando su cumpleaños número 45, que le llega 3 años después de haber colgado los botines para dedicarse a la política.
Sin dudas el “chapulín” no fue un delantero más para la historia de este deporte. Con su magia deleitó al mundo entero por muchos años, logrando títulos y records que muy pocos han podido conseguir. Comenzó su carrera en Vasco da Gama, club en el cual finalizó la misma y donde anotó la mayor cantidad de goles. También defendió clubes muy importantes a nivel mundial como el PSV Eindhoven de Holanda, Barcelona y Valencia de España, más los clásicos rivales Flamengo y Fluminense de su país.
Gracias a su gran nivel en estos equipos, donde mostró una capacidad de definición única y envidiable, Romário logró alcanzar un record que hasta el día de hoy no ha sido igualado. Es el único jugador de la historia que ha sido 14 veces goleador en torneos de Primera División, tras ser el máximo artillero del campeonato brasileño en 10 oportunidades, de la liga española en 3, y de la holandesa en una.
Esas grandes actuaciones individuales les permitieron a sus equipos lograr varios títulos locales que se suman a sus dos consagraciones a nivel internacional, conseguidas con Flamengo y Vasco de Gama en las Copas Mercosur de los años 1999 y 2000 respectivamente.
Su participación en la selección merece un párrafo aparte, ya que con la “verdeamarelha” logró convertirse en una verdadera leyenda del fútbol mundial. Su primera presentación oficial con Brasil fue en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988, donde consiguió la medalla de plata y fue el máximo anotador del torneo. Un año más tarde le dio a su selección el título de Campeón de América convirtiendo el gol de la final nada menos que ante Uruguay, título que repetiría nueve años mas tarde.
Sin embargo, lo más trascendente del chapulín en la selección no está relacionado a los títulos mencionados, sino al Mundial de Estados Unidos en 1994, donde no solo se consagró campeón del Mundo, sino que fue nombrado el mejor jugador del torneo, tras haber sido una pieza clave en la selección que logró hacer callar a quienes decían que sin Pelé, Brasil nunca mas ganaría un Mundial.
4 años más tarde, para desgracia de Romário y todos los brasileños, el chapulín sufrió una lesión que lo obligó a perderse la Copa del Mundo de Francia, quedándose de esa forma sin la posibilidad de defender el título. De todos modos, ese Mundial de Estados Unidos le bastó para quedar en la historia del máximo certamen del planeta.
A fines del 2007 el chapulín colgó los botines tras jugar su última temporada en Vasco da Gama, poniéndole fin a una carrera llena de magia que deslumbró al mundo entero durante mucho tiempo.
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