En este mes de mayo se celebrará una nueva edición de la
final de la UEFA Champions League, pero también se recuerda la tragedia más
grande vivida en la historia de este torneo, ya que el próximo 29 se estarán
cumpliendo 27 años de lo que se conoce como la Tragedia de Heysel.
El hecho estuvo enmarcado en la final de la edición de 1985
disputada en Bélgica, donde se enfrentaban el Liverpool de Inglaterra y la
Juventus de Italia, en un momento donde los Hooligans gozaban de un protagonismo
único en el fútbol europeo, y donde las medidas de seguridad de los estadios
distaban enormemente de las que se pueden apreciar el día de hoy.
Los incidentes comenzaron una hora antes del comienzo del
partido en el principal estadio de la capital belga, que se encontraba colmado
con 60 mil espectadores, de los cuales 50 mil se encontraban divididos entre
ingleses e italianos que llegaron para apoyar a sus equipos.
Todo comenzó en una de las cabeceras, donde se encontraban
hinchas de ambos equipos separados por una valla y escasos efectivos
policiales. Ante ese panorama los seguidores más violentos del Liverpool
comenzaron a tirar objetos y a arrimarse a los aficionados de Juventus, quienes
empezaron a correr hacia un rincón donde finalmente se produciría la tragedia.
Ante esto los efectivos policiales realizaron un cordón
humano con el objetivo que las parcialidades se mantuvieran separadas, pero el
esfuerzo fue inútil. Los hinchas del conjunto italiano siguieron retrocediendo
para huir del caos, pero se encontraron con que las puertas de acceso estaban
cerradas para evitar el ingreso de aquellas personas que quería entrar sin
pagar.
Como resultado se produjeron avalanchas en la tribuna que
culminaron aplastando a cientos de hinchas, hasta que finalmente se pudo quitar
las vallas que los separaba de la cancha para que muchos pudieran saltar al
campo de juego y salvar sus vidas. Sin embargo, esta ayuda llegó demasiado
tarde ya que 39 personas fallecieron en la tribuna tanto por asfixia como por
los golpes recibidos.
Increíblemente el
encuentro se llevó a cabo, ya que la UEFA entendió que la suspensión del
partido podría traer consecuencias peores. Finalmente con casi una hora y media
de retraso y con algunos cadáveres tendidos cerca del campo de juego la final
comenzó a disputarse, culminando con una ajustada victoria por 1 a 0 para la
Juventus, quien anotó por parte del francés Michel Platini.
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