jueves, 15 de julio de 2010

Hace 80 años comenzaba a escribirse la historia



Esta semana nos propusimos repasar el inicio de las Copas del Mundo, ya que el pasado martes 13 de julio se cumplió un nuevo aniversario del partido inaugural del Mundial de 1930, donde por otra parte se convirtió el primer gol mundialista en un escenario que hace décadas pasó a la historia.

Los equipos encargados de poner en marcha el torneo más importante del planeta, que en esa oportunidad se llevó a cabo en Montevideo, fueron nada más y nada menos que Francia y México, 2 rivales que supo enfrentar Uruguay en Sudáfrica buscando la clasificación a octavos de final.

El encuentro, que no pudo jugarse en el Estadio Centenario como estaba previsto, debido a que su construcción aún no había finalizado, debió disputarse en el estadio de la Estación Pocitos que en aquel momento pertenecía a Peñarol, donde el seleccionado europeo se impuso por 4 tantos contra 1.
Con el paso de los años el avance de la ciudad sepultó el campo de juego, dejando bajo las calles y los nuevos edificios una historia que hace unos años el arquitecto Enrique Benech se propuso desenterrar, lográndolo gracias al testimonio de un testigo de aquel encuentro, sumado a un minucioso trabajo de superposición de planos de aquella época y de la actualidad.

Durante mucho tiempo se sostuvo que la cancha estaba ubicada en la intersección de las calles Rivera y Soca extendida hacia el norte, pero la investigación de Benech demostró que esa teoría era errónea, encontrando además la ubicación exacta de los arcos y el circulo central, lo que le permitió posteriormente determinar con exactitud el lugar donde se convirtió el primer gol mundialista.
El mismo fue anotado por el delantero francés Lucien Laurent a los 19 minutos del primer tiempo, en el arco que hoy estaría ubicado sobre la calle Coronel Alegre, entre Charrúa y Silvestre Blanco, donde hoy en día solo queda una estructura que recuerda el legendario arco, al igual que un pequeño poste sobre la esquina de Coronel Alegre y Charrúa, lugar exacto donde se ubicaba la mitad de la cancha.

De esta manera gracias al trabajo del arquitecto Benech el fútbol recuperó el lugar físico donde se gritó el primer gol, y por si fuera poco se sabe exactamente donde se dio el puntapié inicial del torneo más apasionante del mundo.

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